18 noviembre, 2006

II salon de arte joven

Recuerdo con gracia una inauguración “bazarosa” – de bazar o kermesse – en la que los helados de Samy el heladero se confundían con el performance del cantante y los perfumes voladores del colectivo punto de encuentro y su extraña sazón. Al final no sabía muy bien si estaba en una exposición de arte o en una fiesta de Domingo. Lo cual creo que es bueno. Los cocteles tradicionales no son más que funerales “snobistas”.

A las propuestas, en términos generales, se les salen por los poros la juventud de los realizadores. Esto se transforma, en muchos de los casos, en propuestas inocentes que aunque parten de ideas muy valiosas, no alcanzan a concebirse como grandes obras. Lo cual es normal, ya que todos son procesos pedagógicos, en pleno tránsito.

Encantador el diálogo pictórico de Lorena Espitia, quien a través de sus bodegones logra acercarnos a aquellos personajes de vida comestible como lo es el gallo Cornelio o el conejo de Trix. Impresionante su manejo del esmalte. Bellas composiciones que recuerdan el enorme poder de las naturalezas muertas. Un par de arabescos rememoran la abolición del marco. Muy bueno. Yo repensaría la disposición de la serie.



Muy sincera la auto-evaluación de género de Guillermo Riveros. Buen truco el de las cajas de luz. Aún tengo grabado el unicornio lila proyectándose de entre un arco iris y una cascada. ¿Y de dónde salen esos clásicos acetatos, casi inexistentes, y quita-sueño de los coleccionistas?



Especial mención también para Leonardo Castaño. Un escultor contemporáneo que merodea el territorio del diseño, todo desde el romántico espacio del arte. Felicitaciones. Tal vez el más maduro de la exposición. Habrá que tenerlo muy en cuenta dentro de esta generación.



Genial construcción de imágenes la de Sofía Reyes. Quisiera volver a pasear por entre aquellos personajes extraños, bizarros y al final tan humanos como nosotros. ¿Quién lanzó los tomates? Aún me lo sigo preguntando. ¿Y el cachorro con bolas de baby? Qué sabroso es soñar. Sería bueno provocar un encuentro con los personajes de la bienal internacional de dibujo de la que hablé hace unos días.



Finalmente, dos enunciados: el mundo es un pañuelo y el hijo perfecto. Proyectos latentes. Sigo a la espera. ¿Qué pasará?



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