ARTBO 2007
Mi peluquero anda exhausto y contrariado. Las intensas lluvias, las ligeras lloviznas, los molestos chubascos y las fugaces granizadas han hecho que mi pomposo corte de cabello se arruine constantemente. Me intranquiliza no verme hermosa y radiante, y más, cuando pululan en nuestra ciudad, montones de eventos culturales de calidad. En fin… supongo que es una época poco propicia para poder lucir mis más lustrosos tacones y elegantes vestidos.
Pero nada de eso es obstáculo para aruñar un poco con mis dulces y sutiles palabras. De hecho les confieso que llevo más de un mes mordiéndome la lengua y aguantándome las ganas de comentar las distintas incidencias que se han generado entorno al evento artístico más importante de este fin de semana. Hablo de la tercera feria internacional de arte de Bogotá, apodada ARTBO. Un magno evento comercial que se consolida poco a poco en nuestro continente y que desde antes de empezar ya estaba dando de que hablar.
Propongo entonces tres temas de interés: el insolente veto a la seria y consolidada galería Arte Consultores, la creación de La Otra (feria alterna) por parte de Jairo Valenzuela y mis impresiones generales sobre el evento en sí, incluido el pabellón Artecámara (investigación en jóvenes artistas).
1.
Repudio de sobremanera la intención de la cámara de comercio de Bogotá al pretender cambiar la propuesta curatorial de la galería Arte Consultores y me uno fraternalmente a su directora Beatriz Esguerra en su decisión de no ceder. Esto es una feria comercial en donde se evalúan las empresas a participar (en este caso galerías) y no los ítems a vender. He ahí la gran diferencia entre un salón/exposición de arte y una feria de este tipo. Primer gran error que evidencia la existencia de un misterioso círculo de galeristas y expertos, que a través de estas obsoletas decisiones manipulan e influencian la mirada hacia el mercado de arte en Colombia. Son garras carroñeras que no estimulan la variedad en la producción y comercialización del arte y por tanto nos hacen retroceder culturalmente. Me parece una falta de respeto, no sólo con la galería, una empresa de reconocida trayectoria que ha contado con importantes artistas y que ha promovido interesantes proyectos en la escena plástica nacional, sino con los artistas y los asistentes a la feria.
Vista de la Galería Arte Consultores
Denuncio entonces la insolente, solapada, y claro, políticamente correcta forma de actuar de la institución.
Me duele además profundamente que por defender ciegamente a su junta directiva, o mejor, “rosca directiva”, Andrea Walker (directora de Artbo) no haya evaluado mejor la situación, y tal vez, dar su brazo a torcer por el bien y la claridad del asunto. Porque no debemos actuar como los celadores de turno, los policías de semáforo o los militares de guardia, que sólo cumplen órdenes. Y menos en cuestiones culturales en donde lo importante es la diversidad y el intercambio de ideas y propuestas. Fatal. Qué lunar tan típicamente nuestro.
Al final se vuelve un problema de egos, de orgullos y de estatus de ambas partes que nos dejan sin la posibilidad de comprar obras tan bellas como aquellas sillas amarillas sobre fondo azul oxidado que tanto me llamaron la atención en la feria del año pasado (pueden verlo en el post de aquella fecha) que casualmente eran de la galería en cuestión. Qué ironía.
2.
Como siempre suele pasar por acá, bulle inconformismo en el ambiente y entonces algunos deciden nadar a contracorriente. En este caso el niño diferente o el patito feo del asunto fue Jairo Valenzuela, Director de Valenzuela y Klenner, quien suele llevar la contraria. De ahí tal vez sus diferencias con su colega y ex-socio de Goodman Duarte/ Laduarte, Luis Aristizábal, hoy día director de L.A. Galería.
Y bien, al parecer las anteriores versiones de Artbo no llenaron las expectativas de Valenzuela, quien valerosamente decidió abrir su propia feria: La Otra. Una feria alterna que pretende suplir las falencias de la original. En esta se vive una experiencia mucho más despreocupada, menos “fifí” (De hecho me fui en mi pinta casual de sábado en la tarde y no me sentí para nada incómoda. De suerte no llovió), y con más posibilidades de acercamiento a los galeristas que no están ahí sentados haciendo mala cara ante los simples curiosos. Esto genera confianza en el comprador y estrecha la relación espectador/galería.
Fotos tomadas de El tiempo.com
En general quedo con un buen sabor y gratos recuerdos de un evento que más que ser una denuncia, un escándalo o un obstáculo, al contrario es una propuesta inteligente que abre más y más espacios para la divulgación y expansión del arte en Bogotá. Buena estrategia para una Galería o Fundación que de seguro, más que desconfiar de Artbo, no tenía el presupuesto para pagar el Stand. Entonces que mejor que ganar dinero por crear la suya y así tener su propio espacio de venta. Buen cabezazo. Sólo Jairo sabrá si valió la pena el titánico esfuerzo.
Por cierto, no vi por ningún lado a la Galería El Garaje. Habrá que hacer mejor los comunicados de prensa o no intentar hacer falsa publicidad.
3.
En resumen, Artbo estuvo bien. Ha habido bastantes asistentes y aunque no es la gran feria si se está creando un nombre y una idea más concreta alrededor de ella. Lo cual es magnífico tanto para los artistas como para las galerías. Me impresionó la mejora en la decoración, en la estrategia de comunicación interna y en el inmenso despliegue publicitario (pasacalles en todas las cuadras de Bogotá…). Algunos Stand están muy bien montados –Galería Barcelona, Casas Reigner-. Otros no tanto -No sé que le pasó por ejemplo a nueveochenta. ¿Les habrá cogido la tarde? En todo caso se vendieron todos los troncos de Miller Lagos (ganador del salón de arte bidimensional).- En fin…
Por su lado Artecámara, pabellón de artistas jóvenes, mejoró sustancialmente. Le otorgaron un espacio digno y aireado que permite un recorrido mucho más placentero que el de los años anteriores. Como decía mi marido, “ahora esto sí parece una exposición de arte”. Además el cambio de nombre, que pasó de “salón de arte joven” a “investigación en jóvenes artistas” le da un carácter de gestión mucho más acorde con la realidad. Lo único que siempre me parece un tanto bizarro es que se turnen los curadores y jurados en todos los certámenes de este tipo. Eso genera desconfianza y hace que se le dé siempre pantalla a los mismos. Los mismos del Nogal, los mismos del Botero, de los salones de arte joven, los mismos del bidimensional, etc… Igual hay cosas muy buenas, así sea de los mismos.
Vista general Artecámara
Jessica Angel
Daniel Salamanca
Adriana Marmorek
Jaime Gamboa
Gonzalo García
Kevin Simón Mancera
Lía García
Para ver los demás seleccioandos pueden ir a la página artboonline.com
En pocas palabras, una buena nota para algo que le hacía mucha falta a Bogotá. Sólo intentemos eliminar los lunares y que cicatricen correctamente. Sin rencores.
Pero nada de eso es obstáculo para aruñar un poco con mis dulces y sutiles palabras. De hecho les confieso que llevo más de un mes mordiéndome la lengua y aguantándome las ganas de comentar las distintas incidencias que se han generado entorno al evento artístico más importante de este fin de semana. Hablo de la tercera feria internacional de arte de Bogotá, apodada ARTBO. Un magno evento comercial que se consolida poco a poco en nuestro continente y que desde antes de empezar ya estaba dando de que hablar.
Propongo entonces tres temas de interés: el insolente veto a la seria y consolidada galería Arte Consultores, la creación de La Otra (feria alterna) por parte de Jairo Valenzuela y mis impresiones generales sobre el evento en sí, incluido el pabellón Artecámara (investigación en jóvenes artistas).
1.
Repudio de sobremanera la intención de la cámara de comercio de Bogotá al pretender cambiar la propuesta curatorial de la galería Arte Consultores y me uno fraternalmente a su directora Beatriz Esguerra en su decisión de no ceder. Esto es una feria comercial en donde se evalúan las empresas a participar (en este caso galerías) y no los ítems a vender. He ahí la gran diferencia entre un salón/exposición de arte y una feria de este tipo. Primer gran error que evidencia la existencia de un misterioso círculo de galeristas y expertos, que a través de estas obsoletas decisiones manipulan e influencian la mirada hacia el mercado de arte en Colombia. Son garras carroñeras que no estimulan la variedad en la producción y comercialización del arte y por tanto nos hacen retroceder culturalmente. Me parece una falta de respeto, no sólo con la galería, una empresa de reconocida trayectoria que ha contado con importantes artistas y que ha promovido interesantes proyectos en la escena plástica nacional, sino con los artistas y los asistentes a la feria.
Vista de la Galería Arte Consultores
Denuncio entonces la insolente, solapada, y claro, políticamente correcta forma de actuar de la institución.
Me duele además profundamente que por defender ciegamente a su junta directiva, o mejor, “rosca directiva”, Andrea Walker (directora de Artbo) no haya evaluado mejor la situación, y tal vez, dar su brazo a torcer por el bien y la claridad del asunto. Porque no debemos actuar como los celadores de turno, los policías de semáforo o los militares de guardia, que sólo cumplen órdenes. Y menos en cuestiones culturales en donde lo importante es la diversidad y el intercambio de ideas y propuestas. Fatal. Qué lunar tan típicamente nuestro.
Al final se vuelve un problema de egos, de orgullos y de estatus de ambas partes que nos dejan sin la posibilidad de comprar obras tan bellas como aquellas sillas amarillas sobre fondo azul oxidado que tanto me llamaron la atención en la feria del año pasado (pueden verlo en el post de aquella fecha) que casualmente eran de la galería en cuestión. Qué ironía.
2.
Como siempre suele pasar por acá, bulle inconformismo en el ambiente y entonces algunos deciden nadar a contracorriente. En este caso el niño diferente o el patito feo del asunto fue Jairo Valenzuela, Director de Valenzuela y Klenner, quien suele llevar la contraria. De ahí tal vez sus diferencias con su colega y ex-socio de Goodman Duarte/ Laduarte, Luis Aristizábal, hoy día director de L.A. Galería.
Y bien, al parecer las anteriores versiones de Artbo no llenaron las expectativas de Valenzuela, quien valerosamente decidió abrir su propia feria: La Otra. Una feria alterna que pretende suplir las falencias de la original. En esta se vive una experiencia mucho más despreocupada, menos “fifí” (De hecho me fui en mi pinta casual de sábado en la tarde y no me sentí para nada incómoda. De suerte no llovió), y con más posibilidades de acercamiento a los galeristas que no están ahí sentados haciendo mala cara ante los simples curiosos. Esto genera confianza en el comprador y estrecha la relación espectador/galería.
Fotos tomadas de El tiempo.com
En general quedo con un buen sabor y gratos recuerdos de un evento que más que ser una denuncia, un escándalo o un obstáculo, al contrario es una propuesta inteligente que abre más y más espacios para la divulgación y expansión del arte en Bogotá. Buena estrategia para una Galería o Fundación que de seguro, más que desconfiar de Artbo, no tenía el presupuesto para pagar el Stand. Entonces que mejor que ganar dinero por crear la suya y así tener su propio espacio de venta. Buen cabezazo. Sólo Jairo sabrá si valió la pena el titánico esfuerzo.
Por cierto, no vi por ningún lado a la Galería El Garaje. Habrá que hacer mejor los comunicados de prensa o no intentar hacer falsa publicidad.
3.
En resumen, Artbo estuvo bien. Ha habido bastantes asistentes y aunque no es la gran feria si se está creando un nombre y una idea más concreta alrededor de ella. Lo cual es magnífico tanto para los artistas como para las galerías. Me impresionó la mejora en la decoración, en la estrategia de comunicación interna y en el inmenso despliegue publicitario (pasacalles en todas las cuadras de Bogotá…). Algunos Stand están muy bien montados –Galería Barcelona, Casas Reigner-. Otros no tanto -No sé que le pasó por ejemplo a nueveochenta. ¿Les habrá cogido la tarde? En todo caso se vendieron todos los troncos de Miller Lagos (ganador del salón de arte bidimensional).- En fin…
Por su lado Artecámara, pabellón de artistas jóvenes, mejoró sustancialmente. Le otorgaron un espacio digno y aireado que permite un recorrido mucho más placentero que el de los años anteriores. Como decía mi marido, “ahora esto sí parece una exposición de arte”. Además el cambio de nombre, que pasó de “salón de arte joven” a “investigación en jóvenes artistas” le da un carácter de gestión mucho más acorde con la realidad. Lo único que siempre me parece un tanto bizarro es que se turnen los curadores y jurados en todos los certámenes de este tipo. Eso genera desconfianza y hace que se le dé siempre pantalla a los mismos. Los mismos del Nogal, los mismos del Botero, de los salones de arte joven, los mismos del bidimensional, etc… Igual hay cosas muy buenas, así sea de los mismos.
Vista general Artecámara
Jessica Angel
Daniel Salamanca
Adriana Marmorek
Jaime Gamboa
Gonzalo García
Kevin Simón Mancera
Lía García
Para ver los demás seleccioandos pueden ir a la página artboonline.com
En pocas palabras, una buena nota para algo que le hacía mucha falta a Bogotá. Sólo intentemos eliminar los lunares y que cicatricen correctamente. Sin rencores.
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