04 noviembre, 2010

1900 - 5100 / Jaime Tarazona



Debo admitir que llegué un poco atareada a la inauguración de la muestra de Jaime Tarazona en la galería Nueveochenta; tenía invitados esa noche y todavía me faltaban un par de detalles por ultimar. Llegué temprano, todavía no había mucha gente, excelente para poder ver el ultimo proyecto 1900 – 5100 de este artista colombiano, que realizó una investigación dividida en 2 grandes ejes: apropiación del espacio por medio de mapas y la arquitectura que pervive en zonas comerciales de Bogotá. Debo ser franca y decir que en un principio me pareció que las dos partes de la exposición difícilmente se articulaban, era como si tuviera que elegir un ganador entre los dos planteamientos.
Seguí recorriendo la exposición con mi vaso de jugo de fresa – pues claramente va muy bien con mi nombre- y me encontré con una serie de mapas intervenidos con formas geométricas, que como decía el texto de la muestra, eran “sacadas de la ciencia ficción”. Y si, al mirarlas no sabía muy bien de qué venían, pero también es innegable que los collages son realmente impecables y generan cierta dislocación en la memoria fijando la atención sobre ellos; los mapas me traen recuerdos del colegio, cuando estudiábamos el mundo a través de esas composiciones llenas de información repartida en cuadriculas. Me gustó sobretodo el políptico de Suramérica. Creo que exageraron en el montaje de los collages sencillos, es demasiada información y al final no se puede apreciar cada uno tranquilamente.
Entre el jugo y la saturación de collages, me encontré con varios amigos artistas contemporáneos a Tarazona; fue como una reunión espontánea de esa generación para mi alegría.
Dejando de lado a quien me encontré, quiero hablar de las maquetas. Un ejemplo claro de lo que un trabajo bien hecho a nivel formal puede llegar a plantear, y es que las maquetas logran una excelente articulación de los conceptos exterior – interior; inmediatamente pude discernir que se trataba de fachadas, aunque no es evidente que estén tomadas del centro de Bogotá. Creo que en este punto se hace débil el objetivo del artista, pues la revelación sobre la convivencia de diferentes estilos arquitectónicos en 5 metros de acera no es algo persé de nuestra ciudad sino que le atañe a muchas urbes distintas. Por esta razón siento que se queda corto en su planteamiento critico sobre la curaduría misma de la capital.



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