19 junio, 2008

Manuel Hernández

A sus ochenta años y después de décadas y décadas de hacer sus pinturas abstractas con el mismo signo blanco de antaño, Manuel Hernández nos deja ver un par de tímidas propuestas tridimensionales hechas en hierro. Adivinen de qué… del mismo signo blanco que se ha repetido maquinalmente en todas y cada una de sus pinturas desde el final de los años setenta, hasta acá. “Yo me pregunto si es hechizo o es amor”, “Yo me pregunto cual es la magia”, como dice la canción.



A esto se le suman enormes telas negras con una paleta austera que genera un juego sobrio entre positivo y negativo y que increíblemente lucen bastante contemporáneas. No obstante, aburrido. Muy aburrido.

En todo caso es un homenaje a un artista que como la mayoría de los llamados modernos, repitieron una fórmula que caló hasta nuestros días. Esto claro, con ayuda de mi predecesora, Martha Traba, y de las constantes reseñas en la Revista Diners, “aleros” claves para llegar a la victoria.

Al final un video bastante “cursi” pero emotivo, fue el broche de cierre de esta exposición.

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