14 mayo, 2009

Más allá/ Maria Isabel Rueda/Casas Riegner



Quisiera pensar que más allá de mi muerte, cuando mis cenizas sean esparcidas al viento por mis seres queridos, me esperan esos poéticos espacios, situaciones, recuerdos y memorias que con los poderes sobrenaturales de una enviada de los dioses ha logrado captar Maria Isabel. Paisajes de contemplación profunda que me devolvieron el alma al cuerpo. Composiciones en calma en donde la profundidad se pierde pero a la vez se percibe. Ampliaciones impecables que despiertan la melancolía de cualquier ser humano sensible. Sensible al ritmo de unas olas que cantan al viento y al vacío. Sensible a la textura de una arena que se funde en migajas como un puñado de oro puro. Sensible a rostros curtidos de grietas ruinosas y arrugas que marcan lo lento y parsimonioso de la fugaz existencia. Sensible a un camino con una sola fuga conduciendo a la nada. Maravilloso. He ido ya varias veces a verificar que siento lo mismo. Y así es.



Me alegra además pensar que se han dejado de lado los vampiros de la sabana, los discursos antropológicos sobre las tribus urbanas y los íconos repetitivos. Ya lo presentía yo cuando vi a esos amantes flotando solitarios en la inmensidad del mar en la exposición sobre el amor o cuando contemplé la bellísima serie de pinturas y dibujos que presentó maría Isabel en la galería Jenny Vilá. Se vienen cosas grandes. Se proyecta mucha poesía. Felicitaciones. Y Gracias. No tendría nada más que decir. Gracias.

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