24 marzo, 2011

Dibujos / Casas Riegner



Yo dibujo, tú dibujas, él dibuja, nosotros dibujamos, vosotros dibujáis y ellos dibujan. Esa es la conjugación, en presente, de un verbo que se ha vuelto el denominador común del quehacer artístico joven en nuestro país. ¿Porqué? Porque es un medio eficaz, relativamente rápido, económico de producir y sin mucho decoro que distraiga. Entonces, Bernardo Ortiz, dibuja. Dibuja diariamente, de forma pasiva, repetitiva, monótona. Su obra es su diario dibujar, y su diario dibujar, es su obra. Sencillo. Esa parece ser su vida.
¿Pero acaso su vida son largos transcursos de encierro en un cuarto blanco haciendo bolitas y bolitas para calmar el estrés de vivir en semejante monólogo estilístico? Supongo que sí. De lo contrario, sería una hipocresía demasiado diáfana. Su trabajo es entonces un diario paciente de quien toma un papel y trata de calmarse rigurosamente siguiendo una fórmula. Como aquellos castigos en los que se hacían planas: ‘yo debo dibujar todos los días’. En ese sentido, su exposición es contundente y efectiva a morir. Como lo es el libro de Douglas Gordon, punishment exercise in gothic, o la constante obra de Onkawara y sus fechas pintadas en blanco sobre negro.
A mí, sin embargo, más allá del respeto que le tengo a las obras contemplativas y sobrias, no me produce mucho, y al contrario, me parece una serie en extremo aburrida. Con diez dibujos hubiera tenido más que suficiente, y aún mejor, en una sala más pequeña. Juro que recorrer ambos salones con tan pocos salvavidas –hojas de libros, un par de palabras sueltas y unos recuadros de color sobre papel mantequilla al estilo Rothko - se vuelve sumamente asfixiante. Entonces llego a la conclusión de que es una fórmula demasiado repetitiva, que sirve para mantener activo el cerebro, pero no, para presentarse como trabajo terminado. Ya lo ha dicho José Antonio Suárez y es que cuando no sabe que dibujar, dibuja círculos. Igual lo hace Paola Gaviria cuando se queda sin inspiración. La pregunta es si estamos en la necesidad de contemplar la falta de inspiración de un artista, lo aburrido y rutinario de su vida, o por el contrario, debemos exigirles pensamientos y realizaciones más estructuradas. No lo sé. No sabría contestarlo. Lo que sí sé, es que aprecio el trabajo de este artista porque refleja un silencio escondido que me atrae, sin embargo, le pediría no excederse y tener en cuenta a su interlocutor. Al fin y al cabo eso es lo importante, y más, viniendo de un carácter y una personalidad que se pretende poética, lírica e inspiradora.




Aparte pienso que la fórmula discursiva por la que han optado muchos, de que sea el oficio en su máxima obsesión la que explique la obra, no es más que una técnica mediocre que no suple por ningún motivo la argumentación, el flujo de ideas y los rompecabezas mentales. Tampoco lo es el estilo propio, la capacidad técnica y otras fórmulas camufladas de nuestros días. En cambio, la mezcla en sus justas proporciones de todos estos ingredientes, sí es la que nos garantiza recetas cautivadoras e inolvidables. He dicho.

23 febrero, 2011

Cali: fallas de origen

Yo pensaría que 7 de cada 10 colombianos actúa, de una u otra forma, ilegalmente. Desde delitos sumamente graves, hasta pequeños y piadosos atajos a la ley. Asesinatos, consumo de drogas, deshonestidad, corrupción, mentiras, evasión de impuestos, infidelidad, robo, violencia, trampa, conducción embriagado y otro millón de actitudes por el estilo, nos hacen una raza particular de infractores conscientes de la ley. Es por eso, y por otras muchas razones, que no es nada raro que el narcotráfico se haya colado en todas las esferas de la sociedad y de las instituciones, al punto de imponer incluso su estética, sus malas maneras y unos pésimos modales. Mujeres siliconadas, camionetas de múltiple tracción hasta en las sillas, capos y más capos invadiendo la televisión, cuadros figurativos con escenas populares y una que otra gota de agua oxigenada en el cabello, son nuestro pan de cada día. Mis idas al salón de belleza cada vez se parecen más a la víspera del día de las brujas. Todas prefieren una peluca rubia, a su color castaño natural. E incluso, no les miento, sufro a diario de ver mis senos tan chicos, en comparación con las amazonas que adornan los camiones de cerveza águila que recorren nuestras ciudades, deslumbrando machos, que babean sin cesar.

Esa es la sociedad que nos tocó vivir y que ciudades como Cali o Medellín padecieron con más ahínco en la época de los carteles. Y bien, de eso se trata precisamente la reciente muestra inaugurada por la galería La Central en su sede de la carrera 12ª con 77. Una reflexión sencilla, pero directa, a esa cultura que negamos, pero que brota insistentemente al son de la seguridad democrática y de la unidad nacional.

En general debo decir que “Cali: fallas de origen” es una muestra buena. Retoma un tema latente y lo transforma en una grata exposición que reúne apuntes supremamente críticos sobre la realidad nacional. ¿Porqué más es buena? Porque se arriesga a enmarcarse dentro de una problemática dada al cliché, pero lo hace de forma original, sin manierismo o alusiones mañé. Al contrario, lo hace con mucho estilo y “cheverismo”. Lo es también por la calidad de los artistas que presentan, quienes en su mayoría son personas que han tenido siempre posturas críticas respecto a su sociedad, como es el caso de Wilson Diaz, siempre, al pie del cañon. Y además, me satisface que esta galería no ha querido, en su corta pero interesante existencia, sucumbir a un estilo específico y claustrofóbico, sino que se ha dado el lujo de serpentear por diversas posiciones y esquemas curatoriales. Desde trabajos muy sobrios, limpios y hermenéuticos, hasta otras cosas más desprovistas de brillo y adornos, pero coherentes.



Las únicas cosas que no me cuadran son los dibujos en acuarela de José Horacio Martínez, que disuenan dentro de la exposición, no por su tema (el video del escolta funciona muy bien) sino por su estética. Aquí es cuando pienso que los artistas deberían hacer caso omiso a la búsqueda de un estilo o forma personal de hacer, y al revés, encontrar los mejores medios para comunicar sus ideas. También les faltó hacer evidente que la casita roja que Da-vivienda, es un remake de la obra ganadora sel 37 salón nacional de artistas del año 1998. Asimismo le daría más importancia al boceto, ubicado fantasmalmente en el último piso.




No siendo más, me despido por ahora. Me esperan mis amigas para el tradicional almuerzo de los miércoles.

P.D.: Me encantó el trabajo de Margarita García: carteles de Cali, anteriormente presentado en lugar a dudas y la agencia.

07 enero, 2011

2010: Un año que se fue

7:00 AM. Desayuno.




Según la religión católica, ayer, hace 2010 años, unos señores a los que llamaban coloquialmente los reyes magos, dejaron en un pobrísimo pesebre de Jerusalén, un poco de oro, de incienso y de mirra. Al parecer era una ofrenda a ese niño adorado al que le debemos nuestros años calendario y todas esas culpas que cargamos inevitablemente a cuestas. Este día además marca el fin de toda celebración ‘decembrina’ y el comienzo real de un nuevo año. Personalemnte, porque ya no debo preparar más cenas familiares, coordinar los viajes de mis hijos o llamar a todos aquellos amigos que sólo clasifican para esta época de hipocresía garantizada. Qué dicha la que me acoge. Bienvenida la distancia y el aislamiento de la gente y la intromisión en mis labores cotidianas.

Primera tarea: pensar en el año que se fue.
Este fue un año de mucha actividad artística y del nacimiento de multiplicidad de nuevos proyectos culturales independientes. 365 días de procesos más que de resultados o grandes exposiciones. Un Salón Nacional mucho menos comentado y en parte fracturado, mientras las instituciones parecen decaer a su peor momento. Los más activos y apasionados siempre serán los jóvenes y la característica perenne: la falta de recursos en los presupuestos. Todo al fin y al cabo, y mientras el sector privado y sus grandes empresas no inyecten más dinero, lo haremos con las uñas. Fin.

¿Qué exposiciones recuerdo?
Recuerdo con gran entusiasmo:
- La exposición de diseño mexicano en el Museo del Banco de la República. Por sus atinadas y acertadas decisiones museográficas.
- Habeas Corpus. Por el riesgo tomado y por la complejidad de su guión curatorial.
- Pasado tiempo futuro, por Nicolás Consuegra. De lo mejor que mostraron las galerías. Impecable, lúdico e interesante.
- Dibujar es escribir. Casas Riegner. La mejor muestra de dibujo del año. Marca un momento del arte en nuestro país.
- Arte político decorativo por Lorena Espitia. Por lo políticamente incorrecta y la construcción de pinturas inteligentes.
- Los “cuatro”. Galería El Garaje. Nuevos trabajos, nuevas personas, mucho talento.
- Cuarto Menguante por Miler Lagos. Continúa con éxito el ciclo artecámara de la Cámara de Comercio y ahora Miler sorprende con un genuino interés en el medio ambiente.
- Alicia en el país de las maravillas por Fernando Pareja y Leidy Chávez. Dós jóvenes que prometen cantidades.
- Ganadores sala Alterna. Se vieron exposiciones individuales muy interesantes, como las de Diego Piñeros (Luto y melancolía), Daniel Salamanca (El mundo es un pañuelo) o Andrés Felipe Castaño (Youn_r _han je_us).
- Múltiples y originales por María Sol Barón. Un maravilloso archivo y un recorrido por una memoria olvidada.
- Resultado de las Residencias artísticas en la Galería Santafé. A pesar de las irregularidades, se vieron resultados tangibles de parte de los ganadores del 2009.
- Modus operandi: el mapa es el territorio. El parqueadero. Increíble forma de aprehender el mapa como pieza artística.
- A tres bandas por Karen Biswell. Porque se sale de lo convencional de las muestras fotográficas locales.
- Arte Portátil. Una corta muestra itinerante en esos Billares tradicionales del centro, con detalles casi imperceptibles, pero de muy alto nivel.
- Lo tuyo y lo mío por Lía García. Vuelve y muestra la minuciosidad de sus dibujos en un formato un poco más grande pero dentro de un discurso íntimo que involucra a todo el mundo por su universalidad. Es decir, lo que guardamos en las mesas de noche.
- Here we are now, entertain us por Aldo Chaparro. Relativamente light pero deslumbrante por su escenografía.
- Con posición descompuesta por Leyla Cárdenas. Impactante y de impecable factura a pesar del caos.
- Aunque usted no lo crea por Alvaro Barrios. Sin palabras para el gran maestro.
- Artbo. Una feria aún muy tibia pero que gracias a ciertas excepciones llega a un primer peldaño de un buen nivel.


¿Qué artistas sobresalieron y me atrajeron más que otros en el 2010?
Felipe Arturo, Gabriel Sierra, Luis Hernández Mellizo, Lorena Espitia, Nicolás Consuegra (en su mejor momento), Mónica Naranjo, Lucas Ospina, Mateo Rivano, Alicia Garavito, Camilo Bojacá, Tatiana Lozano, Carlos Bonil, Teresa Currea, José Antonio Suárez, Julián Urrego, Mateo López, Leyla Cárdenas, Daniel Salamanca, Diego Piñeros, Miler Lagos, Edwin Sánchez, Santiago Leal, Pedro Ruiz, Adriana Salazar, Luis Fernando Roldán, Antonio Caro, Alvaro Barrios, Miguel Ángel Rojas, Nicolás Paris, Jonathan Ramírez (por su tesis en los Andes), Colectivo Delenguamano, Paola Gaviria, Alejandra Hernández, Pablo Guzmán, Alex García, Maria José Arjona, Pablo Solano, Nelson Vergara, Adriana Marmoreck.

Y seguro se me olvidan algunos.

¿Las novedades?
Me impresiona cómo este año crecieron, nacieron y se generaron más y más proyectos de todos los talantes, en busca de oportunidades y de empezar a poblar el llano terreno de las industrias culturales. Lo más interesante:
- Espacio 101 de Andrés Bustamante. Exposiciones constantes y propuestas underground hacen de esto algo que vale la pena.
- La peluquería de Melissa Paérez. Continúa más viva y activa que nunca.
- Fundación Visiva, Bienal de Venecia y otros proyectos alternos son la nueva
apuesta de Franklin Aguirre quien poco a poco construye todo un ecosistema cultural y creativo.
- Cooperartes. Con sus talleres, open studios y nuevas convocatorias, reviven ese mítico espacio de los noventas.
- Residencia en la tierra. Una nómina envidiable de invitados hace que sus talleres y propuestas sean de primer nivel.
- Lugar a Dudas. Continúa siendo el referente nacional de fundación, residencia y lugar de intercambio. Un modelo a seguir.
- Taller 7. Cada vez se integran más a Latinoamerica.
- Nuevas Galería: The Warehouse art, Cero Galería, 12:00, AD Galería, N-Ce Arte.
- El espacio del edificio Continental.
- Nuevos talleres “Las nieves”. Un nuevo espacio que reúne a artistas como Saúl Sánchez, Miler Lagos y Rodrigo Echeverri.
- Fotografía Colombiana. Reseñas, noticias, invitaciones e información de interés.
- Taller Arte dos gráfico que continúa con su labor de impulsar el libro de artista y los libro arte. Presentes como siempre en la feria del libro.
- El nuevo Museo de Arte moderno de Medellín. Un gran espacio industrial con las mejores exposiciones del año.
- Trata de artistas. Gestión independiente para artistas y curadores
- La central. Proyecto de galería y curaduría independiente

Lo no tan destacado:
- Una versión deplorable de “La otra”
- Cierta decadencia, en parte por las obras y lo maltrecho y anticuado de los espacios, del Colombo americano y la alianza Francesa del centro. Sitios donde se presentaron excelentes artistas y obras valiosas, pero que se vieron opacadas por lo anterior.
- El Mambo no para cabeza.

Curadores que se hacen sentir:
- José Ignacio Rocca
- Jaime Cerón
- María Iovino

- Mariangela Méndez
- Franklin Aguirre

Los Jóvenes:
- Diego García.
- Natalia Valencia

¿Galerías?
Todas siguen presentando exposiciones, pero pocas se preocupan por la coherencia en su portafolio de artistas y en las líneas conceptuales y estéticas que supuestamente se proponen seguir. Se siente aún un subdesarrollo muy profundo que no permite que nuestros artistas y sus propuestas se destaquen fuera del ámbito local y lleguen a competir en ferias de alto nivel.
Salvo la galería Casas Riegner y otro par que en ocasiones perecen tener las cosas más claras, todas caen en los mismos errores, cerrando así las puertas de nuevos mercados y contribuyendo al mal ojo y a la corta visión del público. En este sentido aún falta mucho camino por recorrer y muchas estrategias por implementar.

Por buen camino continúan la revista Arcadia, Arteria y Cartel urbano que siguen reseñando y formando público. Y un merecido reconocimiento al esfuerzo de la Gilberto Alzate por lanzar Errata. Un casi libro impecablemente diseñado por Tangrama y que recoge un contenido muy valioso para la excena artística de nuestro país y Latinoamérica. Aparte se lanzó otra cautivante edición de la revista Asterisco.

No siendo más, sólo me queda decir que empieza un nuevo año y que la sección CULTURA no aparece en nuestro diario nacional.

Besos,

Lolita.

25 diciembre, 2010

Vacaciones en el campo



Este fin de año decidí pasarlo lejos de la ciudad, con mi esposo, tomando vino y leyendo más de 4 novelas que tengo atrasadas en mi mesa de noche. A todos los artistas y actores culturales de nuestro país, les deseo el mejor de los años.

Múltiples y originales



Este año, en un Diciembre muy distinto a los anteriores, y en el que he reemplazado mis tradicionales compras navideñas por ayudas a los damnificados del invierno, fui por segunda vez a contemplar el trabajo investigativo de Maria Sol Barón, realizado junto con Camilo Ordóñez y Carlos García y expuesto desde hace 30 días en la Fundación Gilberto Alzate Avendaño.
“Múltiples y originales: arte y cultura en Colombia. Años 70”, básicamente recoge toda una serie de piezas gráficas y de archivo, normalmente mostradas de forma untiaria y aislada, y que aquí, en cambio, son puestas en conjunto para generar un diálogo que revive toda una forma de pensamiento visual de una época. Esta, lamentablemente olvidada por la labor crítica de Marta Traba, punzante pero tan tradicionalista y beurguesa que tan sólo enalteció a los modernos y su arte de galería.

De antemano, unas sentidas felicitaciones a un proyecto que se ha ganado el merecimiento de estar ahí y que denota una rigurosidad investigativa y una ardua labor de generación de archivo y recolección de un material que de otra forma probablement hubiera sido muy difícil de tener entre nosotros.

El recorrido es coherente, las piezas elegidas son contundentes y el montaje atrapa al visitante. Además logra la difícil tarea de volver algo puramente investigativo, en una exposición visual y que deleita no sólo el intelecto sino la retina. Así mismo se convierte en un especial proceso para generar consciencia y mucha memoria. Abre la mente a las distintas formas de hacer arte y me demuestra que la pluralidad en los temas culturales y creativos tiene un valor muy importante. Los discursos y las prácticas deben tener muchos matices.

Un video al respecto: