19 marzo, 2008

El papel aguanta todo/ Miller Lagos



La obra de Miller Lagos es impactante. Libros y libros apilados que luego de ser tallados terminan convertidos en lo que parecen ser unos troncos de algún árbol frutal. Sus hendiduras, sus manchas, sus colores matizados y su forma orgánica son impecables. Absurdamente ingenioso. Además de que conceptualmente tienen mucha fuerza. Hablo de la relación árbol papel y de todas las ideas plásticas y críticas que de ahí se desprenden. Diez sobre diez para LA OBRA. Mis favoritos. Los que estaban en el suelo y que parecían olvidados ahí luego de una impetuosa marea alta que jamás vimos.

Pero tres sobre diez para la EXPOSICIÓN, la cual no planteaba ningún tipo de recorrido y dejaba sueltos muchos elementos. Y aunque la tenue iluminación ayudaba, esta no fue suficiente para acoplar todos los elementos de forma tal que uno realmente sintiera que el papel aguanta todo. Se hubiera podido llamar mejor mi pericia de escultor contemporáneo me permite hacer maravillosos troncos en papel. Como un maestro del origami versión criolla y conceptual.

P.D. Los videos son pedagógicamente interesantes e introducen al espectador en diversas reflexiones más allá del objeto mismo. Son registros invaluables de nuestro arte.

Alianza Colombo Francesa

La reflexión de Saúl Sánchez sobre el viaje, los lugares de pertenencia, la identidad, el contexto y los trayectos, sólo por citar algunos de los temas o conceptos que se tocan a través de esta obra, me parece más que interesante. Sin embargo, creo que su fuerte sigue y seguirá siendo la pintura. Lo digo ya que las fotografías expuestas en la Alianza colombo francesa de Chicó carecen de fuerza tanto como obras, como registros. No sé si es por lo obvio de sus montajes o por lo poco dinámico de los ángulos. Planos aburridos y poco dramáticos en los que este maravilloso objeto color magenta está Ahí, aunque en realidad no lo está. No lo demuestran las sombras en las superficies y las sobre expuestas luces en las flechas.





Y no sé quien hizo el plotter de corte con su nombre pero poco o nada sabía de diseño gráfico ya que al poner una S gigante debía omitir la s pequeña. No lo hizo. Pequeños detalles que me demuestran que a veces estos ciclos son más un proyecto obligatorio en los que los curadores y organizadores no se esmeran en la búsqueda de nuevos artistas sino que se conforman con traer los que ya saben que les ha ido bien. Como quien dice: “más vale bueno conocido que malo por conocer”. Hay que cambiar eso.

03 marzo, 2008

Objetivo/Subjetivo



Por años he admirado la capacidad creativa y conceptual de Miguel Ángel Rojas. Lo ecléctico de su producción, sumado a treinta años de impecable factura lo han convertido, lo queramos o no, en uno de los monstruos del arte contemporáneo colombiano. Su fórmula: lograr que una serie de señalamientos auto-referenciales sobrepasen el discurso íntimo y se adapten a unas preocupaciones públicas. Eso y que es un gran tipo, un poco tibio pero muy sencillo y humilde.

De vocación innata este ‘girardoteño’ desde hace rato se merecía esta exclusiva retrospectiva en la que sus asíduos seguidores pudieron apreciar de nuevo obras como Pelito, Boca, Trinity o Dakota Smith, Bratatá, David o Grano. Obras que poco a poco se van convirtiendo en hitos de nuestra historia cultural.





Desgraciadamente para esta columna, la curaduría no tuvo ningún pierde. Rocca sigue sin tropezarse. Les juro que busqué milímetro a milímetro y lo único que encontré fue un hoyo demás que de seguro hicieron antes de colgar uno de los monitores. De resto todo impecable. Y aún si algunos no están de acuerdo con la tenue iluminación, creo que es adecuada. Tal vez los enormes bloques grises a la entrada (que correspondían a unos cuartos con video instalaciones) lucían un poco extraños. Pero no son más que matíces. ¿La serie de “Davides” colgados a esa altura? Sorprendente.

Es una excelente exposición.

Sin embargo quiero dejar aquí consignada una reflexión ligada al creciente discurso de la identidad y la auto-referencia en el arte. Alguna vez se han puesto a pensar que no fuéramos tercermundistas, que no hubiera violencia en Colombia, que no fuéramos tan conservadores, etc. Supongo que en ese caso la mitad de los artistas estarían marchitos de inspiración y sin reflexiones propias para sacar de lo más profundo de sus seres. (Río). Por eso hago un llamado de atención. Para que fórmulas como la de Miguel Ángel Rojas no se vuelvan el diario producir de los fabricantes de imágenes de nuestro país. Porque en dado caso nos hundiremos inevitablemente en discursos tan locales y anodinos que se perderá la gracia. Y si algo no podemos perder es la sutil y sublime gracia del arte. Esa que lo hace digno de ser llamado como tal. O es que acaso el ser normal, conforme y positivo ya no es suficiente como para merecer expresarse?

Enfin… Miguel Angel Rojas está recogiendo el fruto de su juicio e independencia, y con creces. Alvaro Barrios ya lo había citado en su ensayo sobre el origen del arte conceptual en Colombia, Santiago Rueda le concedió todo un ensayo y María Iovino siempre lo tendrá entre sus favoritos. Hagamos lo mismo con otros. Con otros que también se lo merezcan y que sean menos visibles.