Una de las particularidades que más me estremece del arte es el hecho de que un gesto espontáneo y en principio intrascendente, pueda transformarse, como por una inercia mágica, en una obra de arte, un discurso interesante o en el apéndice de una reflexión vital. Así, del minúsculo y gestual acto de tirar un puñado de residuos de confetis cuadrados sobre una superficie plana es que nace este proyecto titulado “Por Montones”, presentado por Ana María Montenegro en la sala de proyectos de la Facultad de Artes de la Universidad de los Andes.
No suelo cubrir ejercicios académicos puntuales. Ninguno suele llenar mis acarameladas expectativas. Sin embargo esta reflexión entorno a la saturación, el orden, el desorden, los mapas, las aglomeraciones, los espacios, etc., me suscitó tantas preguntas y cuestionamientos que no podía dejarlo pasar desapercibido.
La factura es perfecta y la puesta en escena, que incluye unas hermosas lupas dispuestas a manera de postes de luz, nos invitan a recorrer minuciosamente una serie de mapas efímeros, o como proponían otros espectadores, un gran zoom de pixéles hechos realidad. Eso era todo. Un conglomerado de papelitos que despertaron en mí un interés
por entender el aparente orden de nuestros desordenados sistemas de organización. Hablo de urbanización, arquitectura, clasificación, jerarquización, programación y demás formas de agrupamiento que se nos imponen tan arbitrariamente como el casual gesto que le dio vida a esta propuesta.
En pocas palabras, sentí ese olor a pastel recién horneado que solían representar en los dibujos animados de hace una decena de años. Seguiré el rastro para ver a dónde me lleva.