Convenio Andrés Bello / Soportes anatómicos
A veces temo entrar al convenio Andrés Bello ya que es de esos lugares que como el Museo de Arte Contemporáneo muestra desde lo peor hasta lo mejor. Y es que cuando veo algo malo de seguro me vendrá una época de depresión profunda y de maldecir el arte por lograr generarme tales sensaciones.
Lo bueno es que este año no me había ido para nada mal. Asistí a la exposición de Edward Moreno y salí encantada. Ya había visto una de esas piezas en el 2do Salón Bidimensional y me resultaron muy sugerentes en términos plásticos. De hecho cada día valoro más el trabajo de este artista. Impecable la obra ganadora del salón del fuego y aquel video burlón del Botero del 2007.
Y bien, en una tarde soleada de la semana pasada, decidí volver con el mismo sustillo palpitante en el estómago. Y Oh Sorpresa! De nuevo buena obra. Esta vez se trataba de tres series fotográficas del artista Javier Vanegas, de impecable factura, con un trabajo de laboratorio delirante y en tres casos específicos, con un sutil humor juvenil y fresco que compensaba lo pesado del resto. De lejos se nota que hay un trabajo serio y comprometido con la imagen fotográfica y un interés por ahondar en nuevas interpretaciones y significados en cuanto a los soportes. Experimentación, ironía y un juicio hacia lo sexual y pasional se combinaban de forma armoniosa en esta muestra individual.
Lamentable sin embargo lo maltratado de las paredes y el espacio expositivo. Chorriones, manchas, marcas de chasos, grietas, parches e incluso el piso de madera levantado me parecieron imperdonables de parte de los organizadores. No sé si esto sea función del convenio o de la Fundación de jóvenes artistas, pero me parece injusto, irrespetuoso, maleducado y muy poco profesional con una obra que además, a diferencia del espacio, no tiene ni un solo error. Marcos perfectos, ampliaciones increíblemente pulcras, papel templado a la perfección. Si una sola persona se toma el tiempo de hacer eso porque no una institución se mete la mano al bolsillo y la saca para darle una manito de pintura y resane a cuatro insignificantes paredes.
Lo bueno es que este año no me había ido para nada mal. Asistí a la exposición de Edward Moreno y salí encantada. Ya había visto una de esas piezas en el 2do Salón Bidimensional y me resultaron muy sugerentes en términos plásticos. De hecho cada día valoro más el trabajo de este artista. Impecable la obra ganadora del salón del fuego y aquel video burlón del Botero del 2007.
Y bien, en una tarde soleada de la semana pasada, decidí volver con el mismo sustillo palpitante en el estómago. Y Oh Sorpresa! De nuevo buena obra. Esta vez se trataba de tres series fotográficas del artista Javier Vanegas, de impecable factura, con un trabajo de laboratorio delirante y en tres casos específicos, con un sutil humor juvenil y fresco que compensaba lo pesado del resto. De lejos se nota que hay un trabajo serio y comprometido con la imagen fotográfica y un interés por ahondar en nuevas interpretaciones y significados en cuanto a los soportes. Experimentación, ironía y un juicio hacia lo sexual y pasional se combinaban de forma armoniosa en esta muestra individual.
Lamentable sin embargo lo maltratado de las paredes y el espacio expositivo. Chorriones, manchas, marcas de chasos, grietas, parches e incluso el piso de madera levantado me parecieron imperdonables de parte de los organizadores. No sé si esto sea función del convenio o de la Fundación de jóvenes artistas, pero me parece injusto, irrespetuoso, maleducado y muy poco profesional con una obra que además, a diferencia del espacio, no tiene ni un solo error. Marcos perfectos, ampliaciones increíblemente pulcras, papel templado a la perfección. Si una sola persona se toma el tiempo de hacer eso porque no una institución se mete la mano al bolsillo y la saca para darle una manito de pintura y resane a cuatro insignificantes paredes.