21 mayo, 2008

Los artistas de cali en Valenzuela Klenner, vé



Claramente en Colombia, como en la gran mayoría de países del mundo, vende más el escándalo y la polémica que la seriedad y el trabajo continuo. Y más, si la discusión está inscrita dentro de la amplia definición de la palabra ‘política’. Para la muestra, un botón. Hablo de la recién inaugurada exposición colectiva de la Valenzuela y Klenner en la cual participaba Wilson Díaz. Ese que hace unos meses muchos desconocían y que hoy día está en boca de todos. El caso es que para ser un evento artístico en un día lluvioso de la capital, la afluencia de gente fue casi masiva (guardando las proporciones). En otras palabras: “La casa estaba llena” y el lugar “abarrotado”. Y es que ahí estaban todos y cada uno de los caricaturescos personajillos que conforman el diminuto ámbito artístico de esta ciudad. Inclusive yo, que estoy en contra de lo político, no me pude resistir. Ahh… y para asegurarse del todo la asistencia, Jairo no brindó sus usuales ponches con jugos exóticos sino que regaló whisky. Como quien dice: la fórmula del éxito, chisme barato y alcohol fino.

Lo digo muy en serio y sin ánimo de risas. A nadie pareció importar que se tratara de una colectiva de artistas caleños. De hecho muchos pensaban que todo era de Díaz. Nadie reconoció la obra de Mónica Restrepo, ni la de Ana María Millán o la de Leonardo Herrera (que por cierto, fue de lo mejor de la noche). Claro que no. Todos se morían por ver el trabajo del artista que había sido víctima del tan comentado atropello de parte del anterior embajador de Colombia en el Reino Unido, Carlos Medellín. Y es que no podía ser para menos. Porque aquí lo que vende es el drama, la telenovela, el llanto, la calumnia y el atropello. No se sabe entonces quien es más ignorante. Si el embajador por asumir que una obra de arte compromete el estatus político de nuestro país o el artista plástico que pretende hacer de un folclórico documental, una usurpada polémica en un foro, unos mamarrachos a la coca y una pintura popular, unas contundentes obras de arte contemporáneo. Y por si fuera poco tanto el uno como el otro reciben el enardecido apoyo de sus respectivas partes. Como quien dice, el mundo está patas arriba, así que si por estos días ven a un pájaro muy afinado disparándole desde el cielo a las escopetas no huyan necesariamente despavoridos. De seguro sólo es otra de estas hilarantes ocurrencias. Es más, alguien debería hacer una pintura que se titule: “Ahí estamos pintados”.

-Paso la página-

La puesta en escena y el realismo de la coreografía que se proyectó en el primer piso, junto con esa vitrina tipo miscelánea me pareció interesante. Siento que la artista rescata de manera consciente la abominable estética del comerciante de barrio.



En el segundo piso Herrera propone una sarcástica reflexión que nos hace ver los borrosos límites entre lo socialmente moral e inmoral, entre lo real y lo ficticio, entre lo políticamente correcto e incorrecto. Esto yuxtaponiendo símbolos muy fuertes que se contradicen pero a la vez se complementan. Es además muy valioso que recurra a diversas técnicas entre las que se cuentan el dibujo in situ, la fotografía, los objetos e incluso los grabados. Ojala pasen a verlo.





Pronto…. Versión impresa de Lolita y convocatoria para hacer reseñas breves de crítica de arte. ;)

Su Realismo Mágico



En estos días volví de nuevo a la Galería El Garaje ya que me llamó la atención el hecho de que su puerta ahora era de color rojo. Y bien, se trataba de la exposición de Daniel Salamanca, un joven que se apoderó de ese pequeño pero acogedor espacio exhibiendo unas alegres pinturas junto a decenas de figuras en origami que cuelgan del techo. Me impactó de entrada.

Luego de mirar mejor noté que todos los bastidores estaban simulando objetos de la vida cotidiana como computadores, ventanas, puertas o hasta un aviso de atención. Me recordó el discurso de Mateo López, pero versión pictórica. Habrá que ver hacia dónde evoluciona dicha reflexión según la cual el bastidor sirve no sólo como soporte sino que se convierte en objeto mismo.



Bastante creativo y con un tinte de humor particular. No me convencieron ni el hoyo sobre el piso ni la mancha de pintura en la rendija de ventilación. No le haría nada mal una mirada a las sombras en vinilo adhesivo de Regina Silveira y a la obra ‘Los Wongs (dripping)’ de Marco Mojica.

11 mayo, 2008

Procesos, soportes y artificios



Hace un par de semanas 3 jóvenes artistas (Sandra Rengifo, Javier Vanegas y Santiago Leal) inauguraron una muestra de fotografía en el Callejón de las exposiciones de Gas Natural.

Amo ese lugar. Lo amo por su cercanía al Museo de Arte Moderno, a la terraza Pasteur, a Mapa Teatro, Al Jorge Eliécer Gaitán, a la Cinemateca, al Embajador, a los billares Londres, a la torre Colpatria y hasta al planetario. Allí pulula cultura... Enfin...

Aquel día di una vuelta rápida y saqué varias breves conclusiones al respecto:

1- La factura es impecable. Estos chicos, a pesar de ser tan jovenes, poseen un profesionalismo envidiable. Lo digo sobretodo por dos bellísimas series de ampliaciones montadas entre una lámina de acrílico y delgado MDF. Muy sobrio y limpio.

2- La idea de rescatar los errores propios de los procesos fotográficos y convertirlos en obra es un experimento interesante más no necesariamente un discurso o concepto sólido. Usual manía de los artistas egresados de los Andes a los que yo les concedo la gracia del científico loco. Sin embargo en este caso la imagen final poseía una magia plástica innegable. Texturas similares a las utilizadas por ilustradores sobresalían de unos brillantes fondos mientras el paso del tiempo flotaba en un ambiente contemporáneo. Al final lo digital y lo análogo logran fundirse. Lo cual era uno de los objetivos.

3- Es gratificante ver que las convocatorias distritales tienen acogida por parte de los jóvenes y que estos se esmeran por presentar proyectos de calidad.





4- Quisiera ver como estos jóvenes son capaces de retomar esos errores y ponerlos al servicio de imágenes más conscientes. Como el acuarelsita que utiliza una mancha espontánea para generar un efecto realista o figurativo. Y en ese orden de ideas, el motivo (la imagen o tema que se representa) se convertirá en un eficaz puente de comunicación hacia el implícito discurso fotográfico.